La seguridad pública es un asunto que requiere la atención de todos los sectores sociales, así como una política efectiva y el compromiso de quienes están a cargo de garantizarla. | Ivonne Ortega
En lo que parece haber sido un secuestro express, el arzobispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, estuvo desaparecido tres días antes de ser localizado tras ser atendido en un hospital de Cuernavaca.
El hecho, lamentable, es una muestra más de la situación de la seguridad pública en nuestro país, donde subsisten grandes territorios donde la población está a merced del crimen. Si un alto prelado católico puede ser víctima de este tipo de delitos, ¿qué puede esperar cualquier otra persona?
Todos los días vemos y escuchamos a través de los medios de comunicación hechos delictivos, violencia con cada vez mayor frecuencia en gran parte del territorio nacional.
Preocupante es que en varias zonas del país las autoridades estatales parecen haberse rendido ante la delincuencia. Quienes llegaron al cargo con el compromiso de garantizar libertades y paz social, una vez en el poder hacen caso omiso a las graves situaciones de violencia.
La seguridad pública es multifactorial y requiere de la atención en cada sector social, en cada elemento que conforma las actividades de las personas. Por supuesto, también incluye la adecuada instrumentación de una política de seguridad, significativamente la actuación de las corporaciones policiales.
Sin embargo, la plena conciencia del mando es indispensable para echar a andar las políticas públicas que convergen en esa tarea compleja que es garantizar la seguridad para la comunidad.
De ahí la importancia de que quien encabeza los esfuerzos emita los mensajes correctos y tenga una plena conciencia de su responsabilidad. Sobre todo, que la ciudadanía pueda percibir a esa persona como depositaria de la confianza y de la autoridad.
No es un asunto únicamente de fuerza. Es sobre todo conciencia social, confianza y conciencia y a partir de ellas, construir el entramado de corporaciones, equipamiento y estrategia.
Por eso es particularmente importante que ante la jornada electoral próxima, todas las autoridades hagan su trabajo de garantizar seguridad a la ciudadanía. Que demuestren sus responsabilidades, ejerzan con prudencia y firmeza el cargo y demuestren que sirven a sus comunidades.
Próximos al umbral de la jornada electoral, la mejor muestra de servicio que pueden hacer las autoridades es garantizar seguridad, y hacerlo sin ninguna clase de sesgo. No se trata de colores ni de creencias políticas: es el futuro de nuestras sociedades, ni más ni menos.
Fuente: https://lasillarota.com/opinion/columnas/2024/4/30/elecciones-seguridad-publica-480787.html