Los investigadores concluyeron que posponer las obligaciones acarrea estrés, ansiedad y otras afecciones en el organismo

Posponer tareas por otras actividades menos importantes o simplemente para evitar hacerlas se está convirtiendo en un hábito en millones de personas en todo el mundo. A este patrón se le denomina procrastinación y, de acuerdo con un estudio canadiense, cuando se vuelve recurrente, puede generar efectos negativos en la salud física y mental.

La investigación publicada por el British Journal of Health Psychology indicó que quienes suelen dejar las obligaciones para después presentaron más problemas relacionados con el estrés que quienes hacen las cosas en su momento. 

En el estudio monitorearon a 379 estudiantes canadienses durante cinco meses para registrar los niveles de ansiedad y problemas de salud menores, como gripe, dolores de cabeza y de espalda que se generaban al procrastinar asuntos importantes de su día a día. 

Los resultados revelaron que aquellos que tendían a posponer sus responsabilidades o asuntos pendientes experimentaron varias afecciones tanto en su organismo como a nivel de salud mental.

Fuschia Sirois, autora del estudio, explicó que las personas que procrastinan generalmente no son flojas ni incapaces de gestionar su tiempo, sino que tienden a tener miedo de fracasar.

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“Las cosas que no han hecho se apoderan de sus mentes y por eso se sienten estresados. Es este estrés que afecta al sistema inmunológico y provoca dolores y resfriados constantes”, concluyó Sirois.

Síntomas en la salud derivados de procrastinar

De acuerdo con la investigación, el hecho de dejar las tareas para último momento provoca una presión constante y una sensación de urgencia que puede generar ansiedad. 

Además, cuando se postergan las actividades que preocupan o resultan desagradables, se desarrollan sentimientos de culpa y frustración, lo cual puede impactar en la autoestima y bienestar emocional.

También comprobaron que procrastinar constantemente puede generar problemas físicos, al debilitar el sistema inmunológico y hacer más vulnerables a las personas ante ciertas enfermedades. 

Además, la falta de tiempo para realizar actividades físicas y descansar adecuadamente puede provocar insomnio, fatiga y una disminución general en los niveles de energía.

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Estrategias para evitar la procrastinación

De acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos, la procrastinación es un hábito que puede ser modificado al seguir ciertas estrategias para combatir la tendencia:

– Establecer metas claras y realistas

– Dividir las tareas en pequeños objetivos y establecer plazos

– Priorizar las tareas 

– Identificar las actividades más importantes y urgentes para comenzar por ellas

– Evitar las distracciones 

– Eliminar los elementos que interfieren en la realización de las obligaciones

– Establecer rutinas

– Crear hábitos y horarios regulares

– Reconocer y premiar los avances al completar tareas